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¿Con Donald Trump se disparará el dólar? Esto es lo que piensa el exministro José Manuel Restrepo
El exministro y rector de la Universidad EIA, José Manuel Restrepo, analiza cuál será el comportamiento de la divisa tras la llegada del magnate al poder. ¿Oportunidades o incertidumbre cambiaria?
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Dicen los actores en los mercados de divisas que hay dos clases de tontos en el mundo: aquellos que dicen para dónde va el dólar y los que les creen a los anteriores. Esto ilustra que anticipar el rumbo de la divisa verde puede ser casi imposible y posiblemente insensato.
No obstante lo anterior, dicen también los mismos entendidos que los mercados se mueven con los rumores y frente a los hechos ya han reaccionado. Uno de los hechos que vimos en el marco del proceso electoral del presidente Trump fue el fortalecimiento de dicha divisa y procesos de debilitamiento de muchas de las monedas de países emergentes, como Colombia. Solo entre inicios de octubre y mediados de noviembre de 2024, la moneda colombiana se debilitó en un 6,18 por ciento, periodo que coincide con la anticipación de la elección de Trump y el resultado final. A continuación, el escenario dólar en nuestro país se ha movido con incertidumbre y mucha volatilidad.
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Lo que viene ahora con la posesión de Donald Trump para el dólar en el mundo dependerá mucho de sus políticas comerciales, de las de recuperación económica, las industriales, las fiscales o las de influencia en la política monetaria. Una primera aproximación apunta a una muy esperada política de apoyo a la dinámica empresarial, con flexibilidad regulatoria y reducción en los impuestos corporativos. Con ello, un inusitado crecimiento doméstico que podría llevar al escenario por muchos esperado del ‘superdólar’. Algunos en ese camino alcanzan a prever paridad dólar-euro y valores de tasa de cambio bastante más altos para el caso colombiano.
Quienes perciben ese camino lo refuerzan por decisiones de mayores aranceles por parte de Estados Unidos a China, México y otros países, una política migratoria que posiblemente disminuya remesas al mundo y mayores probabilidades de inflación o precios altos en Estados Unidos que ralentizarían la disminución de tasas de interés por la FED.
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Ese escenario le plantea desafíos a Colombia por tasas de cambio más altas, mayor costo de endeudamiento en dólares público y privado, y quizás, lo más grave, un menor espacio en el presupuesto nacional para inversión productiva y social al necesario mayor espacio de pago de intereses de dicha deuda pública externa. Podría, eso sí, representar un eventual apoyo a nuestros exportadores y mayor atractividad turística.
Otro escenario posible es la percepción interna en Estados Unidos de un Gobierno más laxo en lo fiscal (justamente para animar la dinámica de crecimiento) que, aplicando medidas heterodoxas en lo comercial, afecte el comercio internacional global y motive retaliaciones de mayores aranceles desde distintas naciones, perjudicando los ingresos en dólares en Estados Unidos; un escenario donde podría agregarse una presión del nuevo Gobierno norteamericano a la FED para bajar tasas de interés a pesar de los riesgos inflacionarios, con el riesgo de una política monetaria percibida como más heterodoxa.
En este escenario tendremos en Colombia más incertidumbre cambiaria, mayor dosis de volatilidad de la tasa de cambio y, eventualmente, algunas leves reducciones o estabilidad del valor de la divisa de hoy.
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Sea cual sea el escenario, lo que sí se hace indispensable en el frente Colombia es no atizar, desde nuestro particular escenario idiosincrático, razones que motiven una mayor tasa de cambio y que exacerben las volatilidades o el superdólar que se prevé a nivel internacional. Es urgente que el Gobierno colombiano maneje con prudencia la regla fiscal y, en general, la estabilidad de las finanzas públicas, que tenga mucho cuidado con medidas de defensa comercial sin sustento técnico, políticas migratorias o propuestas equivocadas de renegociación unilateral del TLC que terminen afectando la relación económica con nuestro primer socio comercial. También es indispensable aprovechar los buenos vientos que se avecinan en el crecimiento del PIB, en empleo y en inflación para atraer inversión extranjera directa que nos permita tener una buena fuente de divisas interna o, por qué no, aprovechar el histórico interés del presidente Trump para el nearshoring o friendshoring.
Con la llegada de Trump, vienen tiempos desafiantes en materia económica para Colombia, pero también oportunidades muy interesantes que, si sabemos manejarlas con tino, pueden ser un viento a favor en nuestra propia reactivación económica.
Amanecerá y veremos, y podremos saber cuáles tontos tenían razón, si los que veían un superdólar y un peso débil, un escenario convulso e incierto o nuevas oportunidades de divisas para el futuro de Colombia.