MUNDO
Siria: el doloroso baño de sangre que ha cobrado casi 600 vidas. Hay videos que muestran los cuerpos apilados
El país, que vivió en diciembre la caída de Bashar al Asad, vive estremecedoras escenas de violencia. Las familias han sido masacradas en sus casas y algunos barrios han sido destruidos.

Siria vive una pesadilla. Se estima que cerca de 340 civiles de la minoría alauita murieron desde el jueves en el noroeste del país a manos de las fuerzas de seguridad, enfrascadas en combates contra elementos leales al depuesto presidente Bashar al Asad, afirmó este sábado el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH). Hay más muertos, incluyendo 93 miembros de las nuevas fuerzas de seguridad y 120 combatientes pro-Asad. La seguridad es uno de los grandes desafíos del nuevo poder sirio, de base islamista e instalado en diciembre al término de una rebelión que en 11 días derrocó al presidente Bashar al Asad.

Los incidentes estallaron tras un sangriento ataque de simpatizantes del expresidente contra las fuerzas de seguridad en la ciudad costera de Jableh, la noche del jueves, según las autoridades. Al día siguiente, las fuerzas de seguridad lanzaron operaciones de rastreo en la zona de Latakia, bastión de la minoría alauita, una rama del islam chiita a la que pertenecen Bashar al Asad y su familia.
At least 80 people are confirmed dead in northern #Syria, the real number is expected to be much higher. Many victims are inherently rubble. Snow and rain are complicating search and rescue effort. Hospitals are full with the dead and injured @MedGlobalOrg pic.twitter.com/v07eVHjONQ
— Dr. Zaher Sahloul @zsahloul.bsky.social (@sahloul) February 6, 2023
En ese contexto, el OSDH reportó en un nuevo balance publicado este sábado la muerte desde el jueves de al menos 340 civiles alauitas, entre ellos mujeres y niños, en la región costera, donde se concentra esta comunidad que representa el 9 % de la población del país. La oenegé, dotada de una amplia red de informantes sobre el terreno, afirmó que estos civiles fueron “ejecutados” por “motivos confesionales” por personal de seguridad y combatientes progobierno, y que junto a esto hubo “saqueos de casas y propiedades”.
North western Syria
— Cheryl E 🇮🇱🇮🇱🇮🇱🎗️ (@CherylWroteIt) March 7, 2025
Piles of dead bodies in multiple places in the palatinate cities of Latakia and Tartus.
Any protests about these massacres? Condemnations?Thought not. pic.twitter.com/R3n6tqU39s
En redes sociales, particularmente en Facebook, se multiplicaron en las últimas horas los testimonios de crímenes contra civiles.
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Una activista escribió que su madre y sus hermanos fueron todos “masacrados en su casa”, mientras que varios habitantes de Baniás, y de Tartús, más al sur, lanzaron llamamientos urgentes para que se les protegiera. El OSDH y otras fuentes publicaron el viernes videos que mostraban decenas de cuerpos vestidos de civiles y apilados en el patio de una casa, con varias mujeres llorando al lado.

Una fuente del aparato de seguridad, citada el viernes por la agencia estatal de prensa Sana, reconoció que hubo actos criminales “aislados” por parte de “muchedumbres (…) no organizadas”, en represalia por “el asesinato de varios miembros de las fuerzas de policía y de seguridad a manos de hombres leales al anterior régimen”.
En un país compuesto de varias comunidades —sunitas, mayoritarios, kurdos, cristianos, drusos—, los alauitas estuvieron fuertemente representados en el aparato militar y de seguridad del clan Asad, que durante más de medio siglo, primero con Hafez y luego con Bashar, gobernó el país de forma autoritaria y represiva. Desde que el 8 de diciembre fuera derrocado el segundo, la tensión ha sido recurrente en la costa mediterránea y su montaña, y simpatizantes del clan Asad y exsoldados del Ejército sirio han atacado a las nuevas fuerzas de seguridad.

El presidente interino sirio, Ahmad al Sharaa, tiene un pasado yihadista y era el líder de Hayat Tahrir al Sham, el grupo islamista que fue la punta de lanza de la rebelión. Al Sharaa ha tratado de tranquilizar a las minorías prometiendo que la nueva Siria será inclusiva, pero esa línea no la comparten necesariamente las facciones que operan bajo su mando y que actualmente constituyen el grueso del Ejército y la Policía, apunta el analista Aron Lund, del centro de reflexión Century International.
“Gran parte de esa [nueva] autoridad reposa en yihadistas radicales”, de confesión sunita, “que consideran a los alauitas como enemigos de Dios”, explica Lund, quien cree que estos enfrentamientos demuestran “la fragilidad del Gobierno” actual. En un discurso, Al Sharaa pidió el viernes a los insurgentes del oeste del país “deponer las armas y rendirse, antes de que sea demasiado tarde”.
*Reportaje de la AFP.