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Trump y Bukele: los detalles de su alianza para deportar miembros del Tren de Aragua a las temidas prisiones en El Salvador
Trump sigue cumpliendo: cientos de inmigrantes presuntamente pertenecientes al Tren de Aragua partieron con destino a la temible cárcel de Nayib Bukele. Su alianza desata una nueva era.

Donald Trump volvió al poder con una contundente promesa: acabar con la inmigración irregular. Y lo que hizo esta semana, cuando envió a 238 deportados, acusados de pertenecer al Tren de Aragua y a la Mara Salvatrucha, confirmó que en esa cruzada está dispuesto a todo.
Se trató de una jugada política a varias bandas en las que no solo gana Estados Unidos, que cumple con sacar un grupo grande de ovejas negras del país, sino también Nayib Bukele, quien consolida su política de mano dura, la cual convirtió en un servicio que una nación relativamente pequeña como El Salvador puede prestarle a una gigante como Estados Unidos.
El presidente Bukele, por supuesto, se veía feliz en ese proceso. Él mismo fue el encargado de difundir al mundo las imágenes de los supuestos criminales llegando a su temida megacárcel: el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot). Inaugurada en 2023, esta edificación (una de las más grandes del mundo) tiene espacio para albergar a 40.000 presos y el Gobierno salvadoreño se enorgullece de que de allí es imposible escapar. En estos años, se ha convertido en un emblema del presidente en su exitosa lucha contra las pandillas criminales.
El video que compartió Bukele era cinematográfico. Allí se veía a los deportados rodeados de oficiales, esposados y caminando agachados desde el avión hasta los buses. Un dron hizo un recorrido por la pasarela de vehículos que los trasladó hasta la prisión de máxima seguridad en el que se muestra que, arrodillados en el piso y con cadenas en manos y pies, fueron rapados por los agentes, como acostumbran a hacer con los criminales que llegan a la cárcel.
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“Como siempre, seguimos avanzando en la lucha contra el crimen organizado. Pero esta vez, también estamos ayudando a nuestros aliados, haciendo que nuestro sistema penitenciario sea autosostenible y obteniendo información vital para hacer de nuestro país un lugar aún más seguro. Todo en una sola acción”, alardeó el presidente salvadoreño, refiriéndose a la colaboración con Trump, un socio estratégico e ideológico, con quien ha llegado a un trato que se espera le dé 6 millones de dólares a las arcas de El Salvador.

Para lograr enviar a los “enemigos extranjeros”, como los denominó Trump, el republicano invocó una antigua ley de guerra de 1798, que, poco antes de que partieran los vuelos, un juez había bloqueado. Cuando salió la noticia de la decisión judicial, Bukele escribió en su perfil de X: “Ups… Demasiado tarde”. Con los deportados tras las rejas, era claro que ya no habría vuelta atrás.
Esta polémica ley establece que todos los extranjeros mayores de 14 años que viven sin documentos (o con ellos) en los Estados Unidos, y que sean miembros de una organización criminal, podrán ser detenidos, retenidos y expulsados en calidad de enemigos extranjeros. Para evitar que se aplicara, un juez ordenó que los aviones debían regresar de inmediato a Estados Unidos si ya se encontraban en el aire. La portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, dijo que “la orden, que no tiene base legítima, fue emitida después de que los extranjeros terroristas del Tren de Aragua ya habían abandonado el territorio estadounidense”, por lo que nada les impediría llegar al Cecot.

En sus ganas de afianzar la alianza con Estados Unidos, además de obtener el reconocimiento de Trump, Bukele, orgulloso, narró al mundo que se trataba de una excelente oportunidad de ingresos para El Salvador. “Estados Unidos pagará una tarifa baja para ellos, pero alta para nosotros”, escribió en Instagram. La “tarifa baja” corresponde a unos 25.000 dólares por cada preso, el 43 por ciento menos que el costo promedio de mantener a los encarcelados retenidos en Estados Unidos.
“Seguimos avanzando en la lucha contra la delincuencia organizada. Pero esta vez, además, estamos ayudando a nuestros aliados”, escribió Bukele en X. Más tarde, su video se volvió tendencia mundial en redes sociales; lo que parecía el tráiler de una película de acción fue la muestra de la confianza que puede depositar Trump en él.
Por su parte, el dictador Nicolás Maduro calificó de inmediato los hechos como un “secuestro” y dijo que le recordaba “los episodios más oscuros de la historia de la humanidad”. El pasado miércoles, en un acto público, anunció frente a sus simpatizantes que los deportados no son criminales, como los ha señalado Estados Unidos y el Gobierno de Donald Trump. Washington asegura que sí forman parte del grupo criminal y que se hicieron las verificaciones necesarias. De hecho, el ICE (Servicio de Inmigración y Control de Aduanas, por sus siglas en inglés) aseguró que investigó cuidadosamente a cada migrante deportado. El debate está abierto porque se ha dicho que muchos de ellos no tenían condenas penales.

Maduro ha insistido en la inocencia de los venezolanos y pidió a Bukele que “no sea cómplice de este secuestro, porque nuestros muchachos no cometieron ningún delito en Estados Unidos, ninguno. No los llevaron a ningún juicio, no les dieron derecho a la defensa, ni al debido proceso; fueron engañados, esposados, montados en un avión, secuestrados y enviados a un campo de concentración en El Salvador”. Además, solicitó que el país entregue a todos los extranjeros “más temprano que tarde”.
Maduro había cancelado los operativos de deportación desde el país norteamericano, luego de que el Gobierno Trump anunciara que pensaba retirar la licencia a la petrolera Chevron, como un mecanismo de presión para el régimen venezolano. “Venezuela está obligada a aceptar a sus ciudadanos repatriados desde Estados Unidos. Este no es un tema de debate ni de negociación. Tampoco merece recompensa alguna”, advirtió el secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, en la red social X.

El Gobierno de Trump ha dejado claro que no se trata de unas deportaciones puntuales. Esta semana, la portavoz Leavitt aseguró que la presencia de ese grupo criminal en Estados Unidos formaba parte de una apuesta del dictador por tener una incursión “predatoria” en ese país.
“Ha sido enviada aquí por el régimen hostil de Maduro en Venezuela y el presidente, nada más asumir el cargo, designó al Tren de Aragua como organización terrorista, y bajo esta ley es la autoridad del presidente deportar a estos terroristas, o aquellos que defienden a estos terroristas, que han sido enviados a suelo estadounidense”, dijo.
La alianza de Trump con Bukele le pone otro tinte a la discusión de la migración y promete dar de qué hablar por mucho tiempo más.
¿Paradero desconocido?

Felipe García es familiar de uno de los venezolanos que presuntamente se encuentra en El Salvador. En entrevista con SEMANA, narró cómo su hermano Francisco fue detenido por las autoridades de ICE en Texas, quienes llegaron a su casa y le informaron que iba a volver a su país de origen en uno de los vuelos que estaban programados para Caracas. Su familia conoció ese anuncio, pero no volvió a saber nada más de él. Ante la angustia, comenzaron a buscar en internet las imágenes de los deportados que fueron enviados a El Salvador. “Conseguimos una imagen en la que salen todos sentados, le hicimos zoom hasta que pudimos reconocerlo (a su hermano) a través de su tatuaje, de las orejas, su apariencia. Uno es familia y uno lo reconoce”, agregó.“No es justo que lo tengan ahí, tratándolo como a un perro, sin siquiera investigarlo”, dijo García, quien asegura que su hermano era barbero en Venezuela y también en Estados Unidos, a donde llegó en 2023, y que el único delito que cometió en ese país fue entrar de manera ilegal.