Coltán: así lucha el Ejército contra los grupos ilegales que lo trafican

Las Fuerzas Militares de Colombia han intensificado su ofensiva contra los grupos armados ilegales que controlan la explotación y el tráfico del coltán en la región de la Orinoquía.

Gracias a operaciones estratégicas lideradas por la Octava División del Ejército Nacional, junto con la Armada y la Policía, han logrado importantes avances en la lucha contra este negocio ilícito que financia a grupos al margen de la ley como el ELN y las disidencias de las Farc.

La zona, caracterizada por su difícil acceso y gran extensión, ha sido aprovechada por estas organizaciones para establecer un control ilegal sobre los yacimientos de minerales, especialmente el coltán.

Las investigaciones de inteligencia han permitido identificar cómo operan estos grupos, que no solo extraen el mineral, sino que también lo transportan y comercializan en rutas clandestinas que atraviesan selvas, ríos y caminos rurales.

Uno de los principales focos de las operaciones militares es la estructura José Daniel Pérez Carrero del ELN, liderada por Raúl Archila Rincón, alias Arturo o Nacho, con presencia en los departamentos de Vichada y Guainía. Este grupo cuenta con alrededor de 70 integrantes entre combatientes armados y redes logísticas.

También las labores de inteligencia han detectado la presencia del Frente Acacio Medina de la Segunda Marquetalia, dirigido por alias John 40, que actúa en paralelo al ELN en la misma zona.

A pesar de los intentos de estos grupos por evadir a las autoridades —utilizando caletas en vehículos, cargamentos fluviales o transporte a lomo de caballo—, las Fuerzas Militares han mantenido una presencia activa en el territorio. Solo en 2024, las operaciones permitieron la incautación de cerca de 180 toneladas de coltán.

En lo que va de 2025, ya se registró un golpe importante: el decomiso de 19.000 kilos del mineral ocultos en una tractomula en Cumaribo (Vichada), que se dirigía a Villavicencio (Meta).

El compromiso de las instituciones militares es claro: impedir que los recursos naturales del país sigan siendo fuente de enriquecimiento para estructuras criminales. Las operaciones militares no cesan en esta zona del país con el fin de poder frenar las fuentes de financiamiento de los grupos armados para seguir aumentando la guerra.

Y es que el conflicto en torno al coltán no se limita al ámbito interno. Las fronteras con Venezuela y Brasil se han transformado en rutas clave para el contrabando. Informes internacionales indican que una porción del coltán extraído en Colombia llega a refinerías en el extranjero, donde es procesado y posteriormente comercializado a compañías tecnológicas bajo la apariencia de tener un origen legal.