Salud Hernández

Opinión

Paseo sindical a Cuba a alabar a Fidel

Nada constructivo pueden aprender de unos lacayos castristas dispuestos a aniquilar las libertades de sus conciudadanos y condenarlos al aislamiento.

Salud Hernández-Mora
22 de marzo de 2025

Es una vergüenza. Uno de esos derechos demenciales que habría que eliminar sin contemplaciones. Es inaudito que la Gobernación de Antioquia esté obligada a costear el paseo de un puñado de sindicalistas a Cuba con el fin primordial de alabar la dictadura criminal de Fidel Castro.

Una de esas normas indelebles permite a un grupo de privilegiados escoger el destino de fondos asignados a cursos de capacitación. Y como son intocables por el mero hecho de pertenecer a una rosca sindical de vieja data, hoy en día compuesta por 42 personas, hay que agachar la cabeza y entregarles unos millones de pesos para que alaben a un sistema comunista que mata, encarcela y desplaza a quienes osan criticarlo desde hace más de 60 años.

Más que asumir los costos, la gobernación debería tener las herramientas para negar el subsidio y declarar que el proselitismo de regímenes tiránicos lo pueden hacer en sus hogares y con su plata, pero jamás a costa de una entidad democrática. Debería estar prohibido darles dinero, ya sea cifra pequeña o grande, para ese tipo de apología. Si a otro combo se le ocurriera pedir que les financiaran la participación en un encuentro internacional para mayor gloria del nazismo, nadie lo aceptaría y, en caso de exigirlo ante la justicia, la gobernación ganaría el pleito por negarse a subsidiar tamaño esperpento.

Pero cuando se trata de un evento de quienes ondean el trapo que luce una hoz y un martillo sobre el fondo rojo por los ríos de sangre que derramaron Mao o Stalin en sus campañas de exterminio, el mundo voltea la cabeza como si su barbarie no mereciese idéntico repudio.

Aunque se haya impuesto la narrativa de la ultraizquierda, resulta inaceptable que un gobierno regional de una nación democrática no tenga camino distinto a mandar a varios de sus sindicalistas a capacitarse en el seno de una férrea tiranía.

Nada constructivo pueden aprender de unos lacayos castristas dispuestos a aniquilar las libertades de sus conciudadanos y condenarlos al aislamiento y la miseria solo para conservar su omnímodo poder.

De ahí que sorprenda la desfachatez de solicitar “permiso sindical remunerado, viáticos y transporte” para permanecer del 23 de abril al 3 de mayo en la isla caribeña, asistiendo a “actividades que constituyen un permanente homenaje al legado del comandante en jefe, Fidel Castro, al 66 aniversario del triunfo de la revolución”, como si el castrismo fuese algo distinto a una organización de matones.

En otro párrafo explicativo de los eventos programados por las autoridades castristas afirman, en un lenguaje propio de Gustavo Petro, que será el “espacio ideal para continuar enfrentando la escalada fascista que después de 80 años de derrotada resurge acechando a la humanidad; los trabajadores son víctimas de los grupos que pretenden instaurar de nuevo la discriminación, el odio y la violencia despiadada”.

La guinda del pastel lo pone la vacuna que pagará cada participante para que les otorguen un diploma y un certificado de, supongo, aprendices de tiranos: 400 dólares americanos, la moneda que acapara la cúpula del Partido Comunista para adquirir productos del mundo capitalista. Y no son los 71 millones solicitados lo más relevante en este caso, aunque fuese un despilfarro. Sino el hecho de tener que respaldar, con la sola presencia de una delegación sindical, a un régimen tiránico en Latinoamérica y no contar con las herramientas para impedirlo.

La gobernación tendrá que aprobar el desembolso final en Consejo de Gobierno, el trámite habitual. Lo absurdo es que, de los nueve sindicalistas apuntados al paseo, cuatro pertenecen al selecto grupo de “trabajadores oficiales”, un poco menos de medio centenar de empleados que cuentan con unas gabelas imposibles de cortar. Le guste o no a la gobernación, tendrá que pagarles los 140 dólares diarios de viáticos que tienen como un derecho sagrado cuando viajan al exterior, así como los tiquetes para el homenaje al dictador.

Al resto podrán negarles parte de las pretensiones económicas, por ser simples empleados públicos, no integrantes de esa oligarquía sindical.

Por supuesto que comenzaron a contraatacar con la vieja estrategia de victimizarse y clamar que los ponen en peligro porque se hizo público el paseo. Será que querían mantenerlo en secreto, al más puro estilo castrista. Veremos en qué termina todo, pero anticipo que no se quedarán con esa espinita. En abril arranca la discusión del convenio colectivo y estarán desenterrando el hacha de guerra. Veremos.

NOTA: Pareciera que el único partido con visión política es Cambio Radical, que anunció que no votará en contra de la consulta. Emplear más de medio billón de pesos para la precampaña electoral de Petro, en momentos en que el ministro saliente de Hacienda admite que no hay plata para costear subsidios a la energía ni a nada, que no pagan medicamentos y dejan botados a estudiantes del Icetex, entre otros, sería una aberración.

Hay 500.000 razones para rechazarla.

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